Atardecer en Pier 17

Una de las cosas más típicas que se pueden hacer en una visita a Nueva York es atravesar el puente de Brooklyn. La verdad es que el puente es impresionante de largo, se puede tardar tranquilamente 30 minutos en atravesarlo sino más, y las vistas desde el otro lado de Manhattan son impresionantes. Pero creo que quizá algo menos conocido y para mi igual de impresionantes, es dar la espalda a los rascacielos y ver atardecer mirando el puente. Existe una zona comercial junto al río en el embarcadero número 17, denominada por esa razón Pier 17 donde puedes contemplar caer el atardecer y ver cómo se va iluminando la ciudad en cuestión de minutos.  Para ir hasta allí, hay que bajarse en la parada de metro de Fulton St, y desde la parada de metro habrá alrededor de unos 10 minutos caminando. Llegas a un embarcadero donde lo primero que te encuentras es varias tiendas de firmas (entre ellas la famosa Abercrombie con mucha menos masificación que la de la 5th Av, o marcas como Guess o SuperDry). Si continuas andando,

tras cruzar una carretera, enseguida te llegará olor a mar (que aunque es río lo que rodea Manhattan os aseguro que huele a puerto!!!).... los mástiles de un par de barcos amarrados, anuncian que la tierra se termina. A su izquierda, algunas terrazas te invitan a sentarte para contemplar los rascacielos de Wall Street que comienzan a iluminarse.... Pero lo mejor para mí, está por llegar. Continua por el embarcadero hasta el final, y a la izquierda descubrirás que aparece el puente enorme ante tus ojos. Para los bolsillos más ajustados, el embarcadero cuenta con una especie de gradas donde poder sentarse a ver caer el atardecer. Eso ya es más que suficiente pero si tu presupuesto te permite pagar 8 dólares por una cerveza, no te pares ahí, continúa hacia la izquierda a la parte de atrás de los locales donde están montadas las primeras terrazas que viste. Descubrirás que en la parte de detrás, es donde están las terrazas con mejores vistas, donde te podrás comer una hamburguesa si

quieres, o descalzarte para pisar arena de playa, algo que los pies machacados lo agradecerán, y sentarte en una zona chillout con sofás que se iluminan al compás de la ciudad. Ahí entonces, por unos minutos y sin darte cuenta, perderás la noción del tiempo observando el puente olvidándote de los rascacielos que tienes detrás, y al volver a recuperar la "conciencia", entenderás, sin importar las razones que te llevaron allí, que volar hasta Nueva York mereció la pena.

Feliz Semana.